lunes, 16 de marzo de 2009

Engaños a Primeras.

Estaba frente al closet con el propósito de encontrar la mejor ropa para que le gustara a ella. Jamás en mi vid20071104elpdmgrep_1 a me había interesado lucir bien frente a una persona, pero desde que la conocí mi vida ya es otra, vivo en las fantasías románticas de mi mente que me transportan a un mundo donde solo nuestro amor es el centro de todo, me ha inspirado a escribir poemas y cartas de genero romántico. En realidad esa vocación no me la conocía, y ahora escribo casi 10 cartas a  diario para ella, creo que me estoy volviendo loco de amor por primera vez en mi vida. Eso es porque no me había enamorado de ninguna otra mujer como lo estoy ahora, todas han sido solo romances pasajeros que en verdad no me sentaban bien. Decidí vestir una camiseta de color blanco, un jean y unos zaparos blancos que vestían, me coloque el perfume suficiente para que ella se inspirara a olerme, me detalle frente al espejo y me sentí bien como mi atuendo, luego tomé la rosa que corte de mi jardín y estaba listo para dirigirme de sorpresa a su casa.

Quería invitarla al cine, como primera salida. Yo tenía 20 años y ella 22, la edad no me importo nada, pienso que siempre se debe aprender más. Al estar al cabo de la calle de su casa, pienso que debí preparar un monólogo para la invitación, pero la espontaneidad es la mejor decisión. Bajé del auto, me dirigí hacia la puerta de la casa y me di cuenta que estaba abierta, así que pensé entrar de sorpresa. Grite unas cuantas veces, pero nadie respondió, así que pensé que estaba en su cuarto y allá me fui.

Al entrar a la recamara, la rosa cayó de mis manos, el mundo a mi alrededor se había esfumado, estaba en un pleno limbo, ella se encontraba en la cama de su habitación junto con mi mejor amigo, todo mi entorno se había congelado, me sentía cayendo hacia un hoyo profundo y angosto, mis ojos tensos dejaron caer unas cuantas lagrimas y mi “amigo” esbozó una sonrisa al verme. Me di cuenta que él había planeado todo, porque yo le había dicho que iba a la casa de ella por sorpresa. Ella mostró un rostro de pánico, pero salí rápidamente, me subí al auto mientras veía como ella corría detrás de mí.

No la he vuelto a ver, ni quiero verla jamás en mi vida…

Deigar Miranda