lunes, 27 de julio de 2009

Miradas

Sentíamos la necesidad de mirarnos, pero no lo hacíamos. Teníamos la ansiedad de devorarnos con la mirada, y poco a poco así lo hicimos. El brillo de tus ojos, se encontraban con el de los míos. Teníamos ganas de amarnos con la mirada, de que ella hablara por nosotros, pero todo en silencio. El destello de tus ojos, fueron nuestro único guía en la oscuridad de las sábanas que cubrían nuestros cuerpos. Quedamos sorprendidos del poder de nuestras miradas, de la fuerza que podían derramar, del deseo que podían provocar, y de todas aquellas palabras que no nos atreveríamos a pronunciar. Pero al final te obligaste a no posar tu mirada sobre la mía.

No sabes que castigar a unos ojos tan lindos como los tuyos, es un pecado mortal.