viernes, 19 de junio de 2009

Lo siento

Te traté mal y sé que no lo debí hacer. Pero ya es tarde y me arrepiento mil veces de todas aquellas veces en que te utilizaba, y luego sin remedio ni explicación te dejaba. Intentaste cambiar el rumbo de nuestra relación, pero lamentablemente fue imposible. Soy así, y espero cambiar. Para los hombres como yo, siempre llega el arrepentimiento, pero no aprendemos de él. Aunque después de un tiempo de análisis, he llegado a la conclusión de que cambiamos por nosotros mismos, y muy pocas veces por las personas que nos quieren.

Muchas veces me pediste razón de mi actitud, y solo hice lo que hace un cobarde en ese caso: evadirte. Fui y sigo siendo “seco” para mi diccionario interior, esto significa: hombre capaz de sentir, pero no demostrar lo que siente. Problemas sin siquiera excusa yo te armé, y con lágrimas en los ojos, con interrogantes de mi conducta yo sola te dejé.

Te busqué cuando me dejaste, pero ya era tarde para rearmar un nosotros, el cual creo nunca existió. No fue necesario un adiós, ni un abrazo que diera una nueva amistad entre los dos. Solo bastó que te fueras y que yo en ese instante aprendiera a valorar a una chica, como debe ser.

Lo siento de todo corazón, aunque ya es muy tarde.

Te amé a mi manera, pero te amé.