miércoles, 29 de julio de 2009

La Diferencia

En mi pueblo natal, ocurrió un asesinato que a todos asombró y asustó. Una madre asesinó a su hijo, mientras éste dormía. La madre fue llevada de inmediato a la cárcel y luego condenada a cadena perpetua, y si que se lo merecía. A partir de ese asesinato, ocurrieron otros más, y todos igual de horrible, siempre: padres a hijos, padres a hermanos, esposos a esposas. Mi pueblo llegó a convertirse en una sala de muertos. Mi madre ya ni me enviaba a la escuela, realmente nadie iba a la escuela en ese tiempo. Estábamos sumidos en una devastadora incertidumbre. Una noche, mientras dormía escuché gritos ahogados en la habitación de mi hermana menor; mi madre la estaba asfixiando. No podía creerlo, comencé a pensar que todos estaban malditos. Fui a la cocina, tome un cuchillo y decidí que no sería la diferencia…