viernes, 21 de septiembre de 2012

Sensatez




En la vida existen miles de sanciones descubiertas y otras tantas por descubrir. Pero qué tanto se sabe o se sabrá sobre la única sensación capaz de hacer sentir dios a un hombre. Rozar un cuerpo femenino se asemeja al sonido que provoca el romper de las olas de un mar desierto. Sentirse vencedor en una batalla que se sabe perdida, pues ante tales seres nos proyectamos guerreros cuando en realidad somos tan solo unos prisioneros. La piel femenina, siempre suave siempre dispuesta  a ofrecer calidez, imita y crea una especie de ritual sagrado. Adentrarse en él es una tarea que no todos saben cumplir, porque lo especial no reside en una entrada presurosa, carente de un sentimiento que solo una fémina puede producir en el hombre, mero mendigo de aquella anhelada piel, sino en entender lo efímero que resulta el momento, porque solo ahí podrá comprender cuánto aprecian las damas al menos un poco de sensatez lujuriosa.

Seamos hombres, seamos caballeros, seamos tan solo creadores de placer.

martes, 1 de mayo de 2012

Nacimiento.


La osadía de querer llegar a más; la valentía de atreverse a contar por escrito lo que los labios no tienen la voluntad de pronunciar; la inocencia de una esperanza a veces perdida y el nuevo nacimiento de una creencia que se pensaba olvidada. Se pueden vender unos besos para bocas sin sentido, caricias a cuerpos que solo son atractivos pero siempre llegará quien despierte un nuevo sentimiento, consiga que renazcan nuevos horizontes y aparezca de nuevo el brillo de tus ojos. Para los escépticos aquello es una tontería de los románticos de ayer, pero tarde o temprano el tiempo te da lecciones y aprendes que sí existe esa otra parte que suele complementar el ser de un enamorado. Muchas veces no es necesario realizar una búsqueda exhaustiva porque cuando la vida  quiere, te sitúa frente a esa persona que despierta en ti los sentidos y deja al aire tú verdadero YO.

Porque cada día nace un nuevo enamorado y hay oportunidades que requieren una pizca de osadía.

sábado, 7 de enero de 2012

Revelación



Alabo el secreto del universo, tan distante y tan cercano. Admiro su única verdadera creación, pues enamorado me encuentro de aquel exquisito contoneo de caderas que solo una fémina puede realizar. El hombre, mero acompañante, no pasa por alto el hecho de que hay cuerpos que solo se deben y desean rozar, como queriendo desfilar sobre ellos pero sin afectar su estabilidad. Y la historia se repetirá una y otra vez, hasta que en el fin de los tiempos, se sabrá que el único propósito de esta vida, aquel que muchos buscan con afán, se encuentra frente a los ojos de cualquiera que decida graduar su vista y cambiar la óptica de su horizonte.  Aclimatar su perspectiva a una más real, más tangible. Y en ese ínfimo instante de clarividencia, sabremos que el fin en realidad no es la culminación del placer, pues ya saciados nos encontraremos. 

Tendremos la certeza de que el propósito de nuestra existencia, se puede encontrar nada menos que en las curvas de una mujer.