
Hoy anhelo tu sonrisa coqueta y esos delgados labios que con su tenue
color rosa me exigen un beso. Ansío tu espalda blanca, tus pechos
pequeños y tu cintura perfecta. Extraño ser el descubridor de cada
rincón de tu cuerpo, de cada centímetro de tu piel. Deseo, por enésima
vez, quedarme encerrado en ti; ser un prisionero de tu olor, fragancia
de los dioses. Perderme entre tus muslos, siempre ambiciosos de placer.
Sentir tus uñas en mi espalda, mera expresión de un cuerpo que invita a
más. Oír tus gemidos en mi oído, y que nuestros jadeos se confundan en
una danza lujuriosa de placer, en el vaivén de dos cuerpos sedientos de
un sentimiento incontrolable.
Y que al finalizar, solo espero que me sonrías cuando nuestra respiración agitada forme una unión en el aire y te quedes dormida sobre mi pecho desnudo, impacientes de tener el privilegio de vislumbrar un nuevo amanecer juntos.
Y que al finalizar, solo espero que me sonrías cuando nuestra respiración agitada forme una unión en el aire y te quedes dormida sobre mi pecho desnudo, impacientes de tener el privilegio de vislumbrar un nuevo amanecer juntos.
El delicioso efecto del placer y el amor pueden ser muy evocativos...saludos!
ResponderEliminarMuy cierto,una sonrisa cura casi todas las heridas...
ResponderEliminarSuerte!
J.
Todo, con unas palabras perfectas, dulces, y expresivas!
ResponderEliminartodo un bufet de sentimientos...!
Felicidades!